PROYECTOS I+D

Green & Growth, en su compromiso por desarrollar nuevos biomateriales para la próxima generación de industrias conscientes de la importancia de generar un impacto mínimo sobre la Tierra y sus habitantes, está llevando a cabo diversos proyectos de investigación, gestionados tanto por su Departamento Científico como por su filial científica,  Green Bionomics.

Para ello, Green & Growth y Green Bionomics se apoyan en la creación de sinergias y la formalización de convenios de colaboración con entidades públicas y privadas a nivel mundial, con el objetivo de desarrollar nuevos productos, optimizar los ya existentes y explorar formas innovadoras y mejoradas de aplicación en distintos sectores.

Los cultivos fibrosos son una fuente lignocelulósica óptima por tener el mayor contenido de celulosa de la naturaleza y una organización especial a nivel molecular, lo que da como resultado productos finales con propiedades físicas y mecánicas excepcionales.

Green & Growth lidera un programa de mejoramiento genético para obtener semillas mejoradas en términos de adaptación al clima ecuatorial/tropical, alto rendimiento, composición molecular equilibrada, alta absorción de contaminantes y resistencia a enfermedades.

Nuestra actividad de mejoramiento genético consiste en etapas secuenciales de caracterización de plantas, selección, cruzamientos controlados y estabilización de las nuevas variedades de plantas.

Las variedades de plantas mejoradas cuentan con características genéticas únicas y superiores que generan un impacto directo en la calidad de los materiales finales y un menor daño al suelo agrícola donde se cultivan y al medio ambiente.

La generación de residuos en América Latina y el Caribe está en constante aumento, con el 90% de estos residuos desaprovechados, según ONU Medio Ambiente (2018). Green & Growth innova mediante el aprovechamiento de biorresiduos como fuente de biocarbón, transformando residuos agrícolas subutilizados, como raíces, hojas y restos vegetales, en recursos valiosos.

El bioetanol es el biocombustible más utilizado como alternativa a los combustibles fósiles, y se produce principalmente por hidrólisis de celulosa a partir de biomasa lignocelulósica y por fermentación de azúcares de diferentes fuentes lignocelulósicas. La biodegradabilidad y la toxicidad reducida del bioetanol son sus principales ventajas frente a los combustibles fósiles.

Green & Growth está optimizando un método ecológico de aprovechamiento de residuos agrícolas y subproductos residuales propios para obtener este valioso producto.

Los materiales de grafeno han captado gran atención a nivel mundial debido a su desempeño superior en dispositivos electrónicos, sensores y sistemas de almacenamiento de energía. Sin embargo, su uso sigue estando limitado por los altos costos y la insuficiente producción. Es fundamental avanzar en el desarrollo de un proceso simple y respetuoso con el medio ambiente que pueda ser escalado eficientemente.

Green & Growth ya ha desarrollado métodos sostenibles para obtener mezclas de alótropos de carbono similares al grafeno. Continuaremos avanzando en el desarrollo de alótropos de carbono purificados que ofrezcan reproducibilidad y homogeneidad en sus aplicaciones, además de ser asequibles y fácilmente escalables, con el objetivo de masificar el uso de este prometedor material.

El gran desafío de este siglo radica en encontrar soluciones para alimentar a una población creciente y, al mismo tiempo, reducir el impacto del sistema alimentario en el medio ambiente.

La entomofagia ha ganado mucha atención recientemente como un posible contribuyente al futuro del sistema alimentario sostenible. Se han identificado alrededor de 1.500 especies de insectos comestibles en todo el mundo. A escala global, los insectos consumidos con mayor frecuencia son: escarabajos, orugas, abejas, avispas, hormigas, saltamontes, langostas, grillos, cigarras, saltahojas, saltamontes, cochinillas, chinches, termitas, libélulas y moscas.
Los insectos comestibles se consumen principalmente enteros, se procesan en forma de gránulos o pasta para otras preparaciones, se extraen proteínas de insectos o se utilizan en la alimentación animal.

Los principales beneficios de los insectos están relacionados con el hecho de que son una fuente de alimento altamente nutritiva y saludable, con alto contenido de grasas, proteínas, vitaminas, fibra, minerales y una fuente sostenible de proteínas animales.

Como fuente de proteína animal, no poseen la misma carencia de ciertos aminoácidos esenciales que sufren las fuentes de proteína vegetal, por lo que pueden ser el aditivo ideal para completar el perfil aminoacídico de estas fuentes ricas de proteínas vegetales, pudiendo, en conjunto, generar un alimento muy completo y sostenible.

De hecho, en comparación con otras fuentes de proteínas de origen animal, los insectos requieren menos agua y espacio para crecer y emiten menos gases de efecto invernadero.
Además, los insectos muestran una relación de conversión de alimento mucho más eficiente que los animales de granja tradicionales. Por ejemplo, los grillos son dos veces más eficientes que el pollo para convertir el alimento en carne, al menos cuatro veces más eficientes que los cerdos y doce veces más eficientes que el ganado vacuno.

La cría de insectos podría desempeñar un papel clave en la solución del desafío del desperdicio de alimentos. Algunos insectos tienen la capacidad de convertir productos de bajo valor y baja huella ecológica, como los residuos orgánicos de las industrias agroalimentarias, en productos con un alto contenido de proteínas.

Esta práctica tiene el potencial de reutilizar al menos un tercio de los residuos alimentarios generados actualmente a lo largo de la cadena alimentaria.

Durante su cría y procesamiento no requieren del uso de tantos antibióticos ni aditivos como la ganadería tradicional. Esto minimiza drásticamente el problema de resistencia a antibióticos. Además, por su lejanía filogenética, plantean un menor riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas.

Por último, el excremento de insectos, un subproducto obtenido del cultivo de insectos puede utilizarse como fertilizante, al igual que el humus de lombriz, por ejemplo, y, de hecho, ha sido recientemente autorizado por la Comisión Europea.

La cría de insectos tiene un impacto limitado en los recursos naturales y podría ser un sistema de producción de proteína animal eficiente y circular.