Green & Growth®
G-Celluloses

La celulosa es el principal material de construcción de la naturaleza. Es el biopolímero natural más abundante del planeta, capaz de sustituir a materiales de origen fósil a gran escala.

G-Cellulose

Pulpa fibrosa de celulosa verde de alta pureza. Suministrada como polvo seco.

Aplicaciones
Papel de filtro para uso técnico/laboratorio. Industria química para derivados de celulosa. Aditivo en industria alimentaria. Tejidos no tejidos, tejidos sintéticos como viscosa, lyocell, etc.

G-Microcellulose

Celulosa microcristalina verde, con una pureza superior al 95%.

La G-microcellulose de Green & Growth se produce sin ninguna sustancia tóxica, lo que la hace apta para un uso alimentario y farmacéutico.

Aplicaciones: Comprimidos farmacéuticos. Excipiente o aditivo para la industria farmacéutica y alimentaria.

G-Nanocellulose

Nanocelulosa verde con una pureza superior al 95%.

NANOCELULOSA: Material del Futuro
La nanocelulosa es la principal candidata para la revolución tecnológica de materiales ya que tiene el potencial de mejorar las capacidades técnicas de las fibras celulósicas cuando es incorporada en productos como biocomposites o materiales de construcción.

En su forma aislada exhibe propiedades únicas:

  • Mecánicas, como su alta resistencia y elasticidad.
  • Térmicas, como su alta estabilidad térmica con bajo coeficiente de expansión.
  • Reológicas, como su alto módulo de almacenamiento.
  • Ópticas, como su alta transparencia.
  • Físicas, como su peso ligero.
  • Químicas, como su alta superficie específica, su alta reactividad química, su biodegradabilidad y su biocompatibilidad.

APLICACIONES

La nanocelulosa tiene múltiples aplicaciones potenciales en la industria alimentaria, embalaje, purificación de agua, fabricación de papel, biomateriales, y en el sector tecnológico, para la fabricación de productos como supercapacitadores o células solares.

Se prevé un enorme crecimiento de su mercado mundial por su potencial para sustituir recursos poco sostenibles u otros que se postula que llegarán a ser limitantes, como el litio.

Los polímeros reforzados con fibras naturales se han convertido en uno de los métodos más populares para mejorar las características mecánicas y el carácter sostenible de los polímeros.

La incorporación de celulosa en sus diferentes formas, como fibras lignocelulósicas, microfibras de celulosas, nanofibras de celulosa, o nanocelulosa cristalina, mejoran significativamente las propiedades mecánicas de los biocomposites.

La incorporación de nanocelulosa potencia las propiedades únicas de las fibras naturales, como un bajo peso, un alto módulo elástico, estabilidad dimensional, bajo coeficiente de dilatación térmica, resistencia a la tracción y el alargamiento en la rotura, además aporta mayor transparencia e impermeabilidad.

En cuanto a las matrices, es posible aplicar nanocelulosa a todo tipo de matrices plásticas como PP, PET, PLA, PVA, goma, neumáticos, o a otros materiales como el caucho natural.

La nanocelulosa tiene la capacidad de convertir los dispositivos electrónicos en biodegradables. Actualmente, las aplicaciones de la celulosa en el campo de la electrónica se están expandiendo en ámbitos que van desde el aislamiento hasta el almacenamiento de energía, pantallas, dispositivos semiconductores e incluso células solares.

En los últimos años, la electrónica verde basada en biopolímeros celulósicos se complementa con generadores de energía livianos, portátiles y flexibles basados en nanocelulosa para proporcionar energía a la electrónica portátil mediante la recolección de energía mecánica en aparatos triboeléctricos y piezoeléctricos. La enorme ventaja ecológica de los dispositivos electrónicos y termoeléctricos basados en nanocelulosa es su inherente biodegradabilidad y ligereza. A medida que estos dispositivos se han vuelto omnipresentes en la sociedad moderna y prevalecen en todas las facetas de las actividades humanas, y la vida útil de los dispositivos electrónicos se acorta cada vez más, la presión sobre los sistemas de gestión de desechos electrónicos se hace cada vez mayor. Esto plantea un problema ecológico creciente, y una alternativa a la electrónica tradicional es la electrónica biodegradable como el reemplazo más viable para abordar el problema de los desechos electrónicos incontrolables y reducir la huella ambiental de los dispositivos.

Recientemente, la nanocelulosa se ha utilizado para la preparación de carbono poroso para ser utilizado como electrodo supercondensador de alto rendimiento.

También se puede utilizar en sistemas de almacenamiento de energía, baterías de papel, supercondensadores, pantallas de papel, biosensores, así como en diversos dispositivos electrónicos y optoelectrónicos. Entre ellos, transistores transparentes, diodos emisores de luz, células solares, antenas y dispositivos de identificación por radiofrecuencia, altavoces de alto rendimiento y actuadores ligeros.

Igualmente, puede emplearse para la fabricación de materiales inteligentes capaces de cambiar su forma, propiedades o comportamiento en respuesta a entradas eléctricas, luz, temperatura, pH, fuerza magnética u otros estímulos para desarrollar sistemas de actuación sensorial.

El uso de nanocelulosa durante la formación del papel o incluso para el recubrimiento del papel formado en seco puede mejorar la unión entre fibras al crearse nuevos enlaces de hidrógeno entre las fibras de celulosa y las de nanocelulosa, lo que mejora la resistencia, suavidad e imprimibilidad y, en general, las propiedades físico-mecánicas.

Este efecto positivo sobre las propiedades físicas y mecánicas también se produce al aplicar nanocelulosa en la superficie del cartón, evitando el uso de materiales de refuerzo sintéticos.

Los cultivos fibrosos son una fuente celulósica para la producción de papel y cartón de calidad superior. Los cultivos fibrosos evitan el uso excesivo de fuentes madereras, y por tanto, la deforestación.

El papel o cartón puede ser recubierto con fibras de nanocelulosa, además de como refuerzo, también para otorgar propiedades adicionales, como por ejemplo propiedades adecuadas de intercambio de gases y agua, lo que convertiría al nuevo papel y cartón apto para la conservación de alimentos.

Los residuos de envases de alimentos son un importante problema ambiental y de salud que afecta a millones de personas en todo el mundo. Los envases de alimentos contribuyen a la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, el agotamiento de los recursos y la exposición a sustancias químicas nocivas.

Los residuos de envases de alimentos también plantean graves riesgos para la salud de los seres humanos, especialmente cuando contienen sustancias químicas que se filtran a los alimentos o al medio ambiente. Se sabe que algunas de estas sustancias químicas, como el bisfenol A (BPA), los ftalatos y los compuestos perfluorados (PFC), alteran el sistema endocrino, afectan la salud reproductiva y aumentan el riesgo de cáncer y otras enfermedades.

Incluso los nuevos intentos por generar envases e insumos desechables y sostenibles para uso alimentario han generado mucha controversia al encontrarse sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), muy nocivas para la salud y el medio ambiente, como revestimiento impermeable de todos estos nuevos productos de papel o cartón.

La nanocelulosa posee las propiedades necesarias para convertirse en un revestimiento que proporcione impermeabilidad a los gases y al agua a todos los cartones y papeles destinados al envasado o uso desechable alimentario. Además, la nanocelulosa sería absolutamente no tóxica, biodegradable y renovable.

Las propiedades de barrera dependen del tipo de nanocelulosa, la densidad de la película, de la estructura porosa y del contenido y distribución de lignina.

La nanocelulosa cristalina posee gran cristalinidad y pureza, lo que le dota de una biocompatibilidad mejorada con numerosas aplicaciones biomédicas. Cabe señalar que la biocompatibilidad es la capacidad de un material extraño de implantarse en el cuerpo humano sin provocar reacciones.

Así, la nanocelulosa puede emplearse en la producción de biosensores para detección de proteínas, enzimas o metales en cualquier medio acuoso, lo que es muy interesante tanto para el campo médico como para el de control de calidad de aguas.

Entre otras aplicaciones médicas está el uso de micro o nanocelulosa para la elaboración de pastillas con recubrimientos inocuos y fácilmente desintegrables en el cuerpo humano.

La nanocelulosa tiene la capacidad de actuar como filtro de radiación en las tres zonas ultravioleta: UVA, UVB y UVC. Esto, junto a su capacidad biocompatible e inocua, lo convierte en un material prometedor en la industria médica, cosmética y textil.